MIS AMIGOS y SUS COSAS

UNA NOCHE DE BLUES: Ana Bartolomé


Muchas son las expectativas que se generan cuando se está a punto iniciar un viaje. Si el destino en cuestión es Chicago, enseguida se nos vienen a la mente palabras como arquitectura, arte, cine negro…Sin embargo, para un buen aficionado a la música, Chicago significa BLUES.
Ese género que nació en tiempos de la esclavitud fue evolucionando desde los espirituales al acompañamiento con guitarra y armónica, y al llegar a ciertas ciudades, una de ellas Chicago, fue incorporando instrumentos eléctricos, piano y percusión. Así nació el sonido conocido como Chicago Blues.

Sentirlo en vivo y en directo se convirtió en el principal estímulo del viaje. Antes de salir de Madrid ya llevaba un listado de los clubs más recomendables para acudir al menos una noche. Hubo suerte y mi hotel resultó estar a pocas manzanas andando del Blue Chicago, uno de los más emblemáticos de la ciudad. Más suerte aún, a pocos metros se encuentra el Hard Rock Café, donde pudimos cenar estupendamente antes de ir al club.-el Hard Rock organiza actuaciones en directo para que los menores de 21 años puedan presenciar un espectáculo de música en vivo.



Pensé que el club dada su fama podría estar lleno pero no, llegamos justo 15 min. antes de la actuación, la gente iba
llegando tranquilamente, pagaba la entrada y se instalaban. Salvando el detalle de que mi hija hubo de volverse al
hotel por ser menor, yo decidí quedarme y empaparme de cada detalle.

Ana con Nelly Travis "La Tigresa"

No todos los días acude una a un garito en la cuna del blues! El lugar era mas bien pequeño y estaba casi lleno, me costó algo encontrar un sitio. 

El escenario aún vacío con los instrumentos ya probados y listos y los músicos entrando y saliendo del local. No tardan mucho en salir los miembros de la banda, y a empezar a toca. 

Al principio el protagonismo lo tiene el teclista, que con una voz al estilo Louis Amstrong, canta un par de canciones para calentar el ambiente pero enseguida toma el testigo el guitarra solista que así como jugando termina literalmente haciendo hablar a la guitarra, pasándose un buen rato paseandose entre el público mientras continua tocando. Le bastan cinco minutos para meterse al personal en el bolsillo.

Y así va desgranando temas hasta que aparece “ella”, la tigresa Nellie Travis, voz poderosa y una garra increíble sobre el escenario.


Que gran calidad la de estos músicos y además creo que daba igual encontrarme con esta banda o cualquier otra, habría sido lo mismo, esto es Chicago y Chicago es BLUES!!

Una canción tras otra, un aplauso tras otro, hasta que nos damos cuenta de que está cantando sin micrófono y casi no se nota. Al terminar, me acerco a hacerme unas fotos con ella, que accede amablemente y me compro su disco.


Una agradable charla con el encargado del local que se acerca a preguntarme si lo he pasado bien, remata lo que para mí ha sido un sueño realizado. Ana Bartolome


 



¡Qué bello es viajar!...O, ¿no?    por Ana Bartolomé

 

Ocurrió en Tanzania, durante la última etapa del viaje a la idílica Reserva de Sinya, a los pies del Kilimanjaro. Todo era perfecto a pesar de mi miedo a dormir en tiendas de campaña , escuchando los ruidos del exterior, muchos de ellos producidos por las fieras. No era raro abrir la tienda y encontrarse un elefante bebiendo de los lavamanos situados a los lados .
Kipululi, un masai que trabaja en el campamento, era a su vez el jefe de una aldea y nos invitó a visitarla. Una visita excepcional pues quedaba fuera del circuito turístico.
Fuimos recibidos con una mezcla de curiosidad y jolgorio, nos examinaban tocando nuestro pelo, relojes, colgantes...nosotros estábamos encantados y participamos de la algarabía, dejándonos pintar la cara con ungüentos de dudosa procedencia.
De repente, nos topamos con un herrumbroso puchero al fuego y en su interior un cuchillo grande de aspecto tosco puesto a hervir en un poco de agua... unos metros más allá una niña de unos doce años estaba sentada en el suelo mientras le rasuraban la cabeza. El jefe nos explicó con toda naturalidad, que la preparaban para la ceremonia de la ablación. Se haría al amanecer, cuando la temperatura es baja y el agua fresca ayuda a cortar la hemorragia. Después, la niña tendría que permanecer tres meses en el interior de una choza con las piernas atadas para asegurar la cicatrización de las heridas.
 
La escena que teníamos delante y el relato del jefe nos congeló la sonrisa y el habla. Nadie abrió la boca hasta que salimos del poblado. Nuestros anfitriones nos contaron que a pesar de la prohibición del gobierno, las propias mujeres, preferían seguir siendo mutiladas, a exponerse a una soltería segura si permanecían "impuras",amén de lo difícil que es controlar lo que ocurre en tantas aldeas dispersas por la sabana.
 
El único remedio es ir cambiando la mentalidad de los chicos y chicas , que poco a poco van siendo escolarizados. Y así es, una vez allí yo lo ví muy claro a pesar de la indignación que sentimos. Era un problema cultural. Solo el paso del tiempo, quizá de un par de generaciones podrá erradicarlo.
Al día siguiente, cuando nos despertaron muy temprano para salir de safari, recordé a la niña y supuse que a esa hora el terrible ritual ya se habría consumado .No pude evitar estremecerme.
Han pasado casi diez años, la joven habrá sido obligada a casarse con algún hombre seguramente mucho mayor que ella y tendrá un montón críos.
 
Mi hija, de su misma edad, estudia en la universidad, se divierte con sus amigos y planea su futuro en total libertad.
 
 

1 comentario:

  1. Manuel Gómez Allende21 de agosto de 2012, 11:00

    Me gusta, bonito artículo, si señorita, lo svídeos, tremendos, guapísimo, si señorita.

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