sábado, 23 de junio de 2012

Un finde diferente en París

Me voy a visitar a mi amiga Marie a París. Estamos en el mes de Junio y aunque el tiempo es un poco fresco los días son largos y nos da tiempo a todo. Salimos por Les Halles un barrio joven y divertido de París. Mucho ambiente en los cafés, terrazas y brasseries...por la noche la calle Montorgueil es un hervidero de gente en busca de un buen café, una copa o algo de cenar. Tomamos un aperitivo en Pere et Fils, un establecimiento encantador, la terraza bulle de gente. 

Para cenar elegimos un pequeño restaurante llamado L' Epicerie recomendado por la guía francesa Petit Futé. En L'Epicerie disfrutamos de cocina francesa de calidad, el precio super razonable, tomé  "Tartare de poisson au gingembre en crumble" me encantó.




No podía faltar un paseo por la "grandeur" de París. Empezamos por la torre Eiffel en Trocadero para continuar por la plaza de l' Etoile y ver una vez más el magnífico arco de triunfo de Napoleón. Después bajamos la avenida Campos Elíseos disfrutando de las vistas de los escaparates de Louis Vuitton. Bajamos hasta la hermosísima plaza de la Concordia donde se reúnen a nuestra vista gran parte de las maravillas de Paris: desde aquí observamos el Obelisco egipcio, la torre Eiffel, La Madeleine y las cúpulas de les Invalides y el Panteón.  Desde la fuente subimos a ver la Madeleine, versión calcada de un templo romano que fascinó a los franceses: La Maison Carrée de Nîmes. Después tomamos la rue St. Honoré que nos lleva a la Place Vendôme dónde nos espera el epítome del lujo parisino, Chanel, el hotel Ritz, Cartier...salimos a la calle Rívoli y caminamos por los jardines de Tuileries en dirección al Louvre. ¿Qué más se puede pedir? Lujo, arte, buen gusto y cultura, son las palabras que definen la capital francesa.

Al día siguiente cruzamos a la Rive Gauche y entretenernos viendo las tiendas de comida en la rue Mouffetard. Existen boulangeries increíbles, donde el pan y los postres más apetitosos nos tientan con su magnífico aspecto.
A mí me encantó l'éclair (relámpago) de chocolate. Es el típico chocolatero, pero aquí los hacen verdaderamente finos y deliciosos. Las tartas de queso y frambuesa y los "macarons" franceses nos deleitaron la vista y el paladar. Nosotras los compramos en Stohrer, en el 51 de la rue Montorgueil, abastecedor oficial de la reina de Inglaterra.Ya es la hora del Brunch y estamos cerca de Le Marais, todo nos apetece.  Nos decidimos por tomar un brunch a la francesa con productos orgánicos en la terraza de  "Les philosophes". 
                                     
Continuamos con nuestro paseo por el boulvevar St. Michel, barrio estudiantil y marchoso, donde se encuentra la fuente de St. Michel  famoso punto de encuentro de los parisinos.
Tomamos un café enfrente de la fuente para ver el animado ambiente de fin de semana.

Una vez recuperadas las energías nos dirijimos a los jardines de Luxemburgo para relajarnos en este oasis de calma y tranquilidad. En el estanque hay carreras de barcos manejados por niños.

Nos quedan unas horas para coger el avión a Madrid, aún tenemos tiempo de pasar por LÓpera y regresar a casa de Marie a recoger nuestras maletas. Marie nos regala la famosa mermelada de Ruibarbo hecha por su abuela. ¡Es deliciosa! Nos preguntamos si la conseguiremos pasar por el control del aeropuerto.                                

Nos vamos con las pilas cargadas y las maletas llenas de queso, macarons y mermelada. En el aeropuerto de Charles de Gaulle, después de unos momentos de confusión por los problemas con los líquidos, conseguimos la autorización de los oficiales de seguridad para llevar la famosa mermelada en el equipaje de mano. ¡Qué suerte! La mermelada de la abuela de Marie es auténtica y fantástica. ¡ Gracias por este fin de semana diferente en París! ¡Gracias por todo Marie!